Robos, robos y más robos en Jiquilpan:
Cunde la desesperación de vecinos de la Av. Lázaro Cárdenas frente al Jardín de La Paz
Toman medidas drásticas de protección como tumba de arboles, para evitar sean usados como escaleras para introducirse a casas habitación
En esta semana fueron atracadas dos casas por los amantes de lo ajeno, que con el apoyo de dos arboles ubicados frente a estas casas, los utilizaron de escalera para subirse a las azoteas e introducirse y robar dos casas habitación, y que según declararon los vecinos pidieron apoyo a la policía municipal, no acudieron los gendarmes del orden publico, ¿seguramente viendo otros robos en otras partes de la ciudad? y pues tomaron a su pesar la decisión de tumbar estos dos hermosos ficus, que daban sobra a sus casas, pero que ante la amenaza de que se vuelvan a introducir a sus casas y sin protección policiaca, mejor los sacrificaron justificadamente.
Por el infonavit Morelos, el de la Colina, el del 50, el fovissste, La Loma Los Arcos, el María Isabel, etc, etc es necesario que se organicen los vecinos para tratar de evitar sean robados, tanto en sus casas como en sus autos, los amantes de lo ajeno están actuando inmunemente dentro del horario ya conocido de todos del descanso de la policía que es de 1 a 5 horas de la madrugada y donde prácticamente actúan robando a placer, cotorros, estereos de carros, cilindros de gas, carros, artículos electrónicos son los mas solicitados sin faltar todo lo que contenga cobre, pues no contentos con destruir casas solas y robarlas también están hoy sacando los cables de luz de las instalaciones eléctricas todo esto bien sabido con el fin de vender el cobre por kilo, claro que esto y los compradores tanto de cobre como de aparatos eléctricos y oro, lo sabe todo mundo, menos los que se deberían encargar de vigilar por la seguridad de los ciudadanos y sus pertenencias.
En este punto también El Liberal hace un llamado a no comprar robado, a la larga es mas caro y con el grave riesgo de que un día, el robado sea usted, además de la cárcel que ameritan los compradores de robado.
Por Dr. José René Signoret Sánchez